martes, 7 de diciembre de 2010

it's always better when we're together

Parte Uno

Estaba, como siempre, recostada sobre mi cama, escribiendo otra estúpida canción. Otra canción que nadie jamás escucharía, pero yo siempre escribía, con mi guitarra acústica rosa, encerrada en mi pequeño cuarto de paredes violetas, lleno de posters pegados en ellas de los Jonas Brothers y Miley Cyrus, decorado con flores, y equipado como para pasar toda una día en el sin morirse en el intento.
Música, televisión, computadora, libros, guitarra y mis ídolos. Vivía sola, y para mi suerte podía pasarme componiendo y cantando toda la tarde sin que nadie me moleste. Todo lo que necesitaba yo, Faith, de dieciocho años recién cumplidos, pelo castaño con tonos rubios, lacio y largo, tez blanca, ojos miel, y una vida por delante sin dirección. Básicamente eso.

En Los Angeles, una tarde soleada de principios de Junio, calor, y vacaciones. Retrasé mi paseo en bicicleta por la ciudad porque, chequeando los sitios de chismes y noticias, como siempre hacía más de diez veces al día, me enteré que Nick Jonas y Miley Cyrus, niley para nosotras, la pareja que más amaba y necesitaba para mi existencia, estaban almorzando en un restaurant a unas calles de mi casa. Ambos fueron sus primeros amores, y siempre pensé que iban a terminar juntos, ellos hacían mi felicidad. Como no tenía un destino fijo para mi paseo, pensé que sería bueno ir hasta el lugar para conocerlos, mi más grande sueño, y algo que nunca me hubiera imaginado, verlos juntos, en vivo y en directo.

Me cambié lo más rápido que pude, tratando de vestirme bien aunque sea con las prendas que estaban a mano, me monté a la bicicleta y me encaminé hacia el lugar bajo el típico sol radiante de LA.

Cuando los vi, a los dos, saliendo del lugar siendo acosados por los paparazzis, mi mundo dio vueltas, mi mente se bloqueó, quería gritar, quería saltar, correr, pero no podía. Estaba en shock. Como pude, esquivando los fotógrafos y con una confianza que no sé de donde saqué, les pregunte si me podía sacar una foto con ellos. Él, Nick, la estaba mirando a ella con ojos llenos de ternura cuando me respondió –sí, claro-. Un asistente del local sacó la foto con mis dos ídolos, Miley me estaba pasando un brazo por la espalda, cariñosa, y Nick estaba a mi lado derecho sonriendo para la foto. Él era aún más lindo en persona. Me devolvieron mi cámara y la miré primero a Miley y sinceramente les dije

–Gracias. Los amo. Acabo de cumplir mi sueño.- En la mitad de la oración miré a Nick, que todavía miraba fijamente a Miley, pero de repente posó sus ojos en mi. Se abrieron de par en par y controló su expresión.

-Adiós. –Les sonreí calidamente. Todo pasó en segundos, y no le di demasiada importancia al comportamiento de el chico que tanto esperé que conocer y ahora tenía a centímetros.

Empecé a caminar en dirección a mi bicicleta, anonadada, y me di vuelta para verlos una última vez. Estaban entrando a un auto que los esperaba, y Nick me estaba mirando. Me ruboricé y desvié la mirada.

Pedaleando, en mi camino a casa, pensé lo loco que era que solo cinco minutos que estuve cerca de ellos hicieron que ese día sea el mejor de mi vida, por lo menos hasta ahora.

Me desperté entre las desalineadas sábanas temprano por la mañana, y mientras estaba tomando una ducha el timbre sonó. Grite ‘ya va’ para que quien quiera que estuviese del otro lado no se fuera. Terminé lo más rápido que pude, y no tardé en cambiarme porque tenía la ropa preparada, aunque tuve dificultades con los aros.

Me dirigí a la puerta repitiendo

-Ya voy! Ya voy, perdón.- Me fijé en la mirilla para ver quien era. Solo vi un chico de espaldas, un poco más lejos de la puerta. Parecía que vestía una camisa a cuadros y un Jean. El sujeto tenía ese inconfundible pelo enrulado.

Abrí la puerta, confundida.

-Si? –Dije solo asomando la mitad del cuerpo.

El chico del pelo enrulado se dio vuelta brusca y nerviosamente al percatarse de mi presencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario