sábado, 16 de abril de 2011

Capítulo 5

El sol comenzaba a ocultarse, creando un paisaje de postal en la playa de Georgia. Había sido un día caluroso pero se estaba levantando algo de un viento refrescante, que traía consigo el olor a la sal. Una hermosa tarde de fines de Junio. ¿Hacía un mes que lo conocía a Nick? … Se sentía como toda una vida.
Sentados como estábamos, en un médano ubicado en un extremo apartado de la playa, bajo un cielo anaranjado e inspirador.
-Gracias. –Le dije sinceramente, estirándome un poco para alcanzar sus labios. El hace apenas unos minutos, había tocado con la guitarra una canción sobre mí y para mí. Todavía tenía el rostro húmedo de la emoción que me causaron las letras.
-Sabes que te lo mereces. –Me replicó, devolviéndome el beso.
-Vamos que se hace tarde. –Le tendí una mano sonriendo, agarramos nuestros petates y corrimos hasta su auto.

Estacionamos en la puerta de la casa de mis abuelos. Le sonreí a Nick para infundirle valor, que estaba sentado a mi lado algo nervioso y ansioso, pero nunca perdiendo su aspecto de ángel caído del cielo. Mi corazón nunca dejaría de dar una voltereta cada vez que lo viera. Ni en cuarenta años.
Abrí la puerta de casa, que daba a la cocina-comedor donde usualmente comemos, y me sorprendí de no ver a nadie. Dejé mis llaves y mi cartera en una de las sillas, y anuncié nuestra llegada dirigiéndome al living, con Nick pisándome los talones.
-Hola? Ya llegamos! –Avisé, para cuando vi que habían preparado la mesa especial del Living con las vajillas que mi Abuela usa solo para eventos. La mesa estaba conformada por mis abuelos, mi madre y su marido.
-¡Chicos! –Nos saludó mi abuela, quien estaba terminando de colocar las servilletas en su lugar.
Corrí a abrazarlos, los extrañaba mucho y mi enojo con Mamá ya había pasado, después de todo, su decisión hizo que conozca al hombre más perfecto en el planeta. Al darme vuelta y lo ví a Nick parado, pude notar que estaba algo incómodo, por eso volví a su lado y lo tomé por la cintura.
-Él es Nick –Le puse una mano en el abdomen, y apoyé mi rostro en su pecho, riéndome- Nick Jonas.
Nick, caballerosamente saludó a mi abuela y a mi mamá con un abrazo, y a los hombres con un apretón de mano acompañados de un “Encantado de conocerlos”.
Tomamos asiento uno al lado del otro, y él me tomó la mano por debajo de la mesa.
La cena estuvo llena de risas, Nick contó sobre sus intereses y su vida y contaba algunos datos que yo no conocía y lo miraba con mala cara, pero aún en broma, cada vez que eso pasaba. Mi abuelo contó sus típicas anécdotas y el único que reía era Nick, porque era el único también que no las conocía todavía.

Mi madre, cuando ya todos estaban por el postre me hizo una seña y nos dirigimos hacia la cocina.
-Ya le dijiste? –Espetó.
-No, mamá no te pongas pesada con ese tema –Le contesté de mala gana mientras me sentaba arriba de la mesada. Estaba mojada, por lo que maldije por haberme humedecido los pantalones.
-¿Qué no me ponga pesada? –Se ofendió- Ustedes dos van muy enserio. Lo puedo ver. Miley, no seas egoísta, va a terminar destruido. –Me asustaba que me hablara tan enserio- ¿Crees que no se dará cuenta?
-Si, claro, pero… –Quería buscar una forma de ganar la discusión pero la verdad es que no la había. Había estado todo este tiempo buscando una forma de decírselo pero nunca pude por miedo a perderlo antes de tiempo.
-Piénsalo. Por favor díselo, ya muchos saldremos heridos de esto, no quiero que se sumen más a llorar. –Me interrumpió secamente.
-Tampoco me digas así, Mamá, entiéndeme.
-Es tu vida. Te estoy aconsejando.
Se fue, y me dejó con la cabeza hecha un lío, al rojo vivo a punto de explotar. Volví a los minutos a la mesa, con la mirada perdida, y Nick me esperaba con una sonrisa. Al sentarme el me paso un brazo por los hombros y me susurró al oído
-Está todo bien?
-Sí.

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Fuimos caminando en silencio hasta su casa. Ninguno de los dos dijo una palabra. El me lanzaba miradas de vez en cuando pero yo solo miraba el piso.

Al llegar a la puerta, nos paramos frente a frente y lo miré a los ojos.
-Nick, perdón por no decírtelo antes, soy tan mala persona –Las lágrimas empezaron a caer de mis ojos- Te juro que no era mi intención, te amo demasiado, te juro que te amo más que a nadie en este mundo, perdón.
Nick empezó a inquietarse, me tomó fuertemente por los hombros con sus manazas.
-Qué pasa Miley? Me estas asustando, ¿Qué es lo que pasa? –Al ver que mi llanto no cesaba me aferro en sus brazos.
-Que pasa, Mi, calma… -Me decía mientras tarareaba una canción de cuna.
Traté de deshacerme de su abrazo y cuando lo logré, me armé de valor.
-Tengo leucemia.

martes, 22 de marzo de 2011

Capitulo 4

Después de devolver el bote inflable al puesto de alquiler, caminamos por la playa bajo un hermoso cielo naranja. El sol ya se estaba escondiendo y su efecto con las nubes sobre el mar me dejaban anonadada. Pero no tanto como el aspecto de Nick, quien tenía a centímetros míos caminando a la par. Íbamos en silencio, en un ritmo lento, disfrutando del momento. Del increíble paisaje, de la brisa de verano, disfrutamos solo nuestra compañía. Desde que nos besamos apenas intercambiamos palabras, solo miradas, llenas de significado. Mi cabeza estaba a mil pensando sobre todo lo que paso en tan poco tiempo. ¿De veras me estaba enamorando de él? ¿Enserio sentía algo tan fuerte? No quería lastimarlo. Esto terminará mal. ¿Podía ser…

El contacto con la piel caliente de Nick me sacó de mis pensamientos. Mirando al mar, haciéndose el distraído, entrelazó su mano con la mía. Me invadió una sensación inexplicable cuando lo hizo. Miré nuestras manos. La suya, grande, estilizada, varonil pero a la vez delicada, envolviendo mi mano, frágil, pálida, pequeña. Sentía que con él todo estaba bien. Mientras estuviese con el nada más importaba. En ese momento sabía que era él. Lo amaba.

____

-Miley, pásame el azucarero por favor. –Mi abuelo me pidió- Miley, el azucar.
-¿Miley? –Preguntó mi abuela, con la preocupación dibujada en su rostro.
Una semana había pasado y con Nick éramos inseparables. Nos desaparecíamos de nuestras casas, y volvíamos tarde pasada la cena. Mi madre llamaba todo el tiempo a mi celular para preguntar como estaba, como me sentía, como lo estaba pasando y si había encontrado algo para hacer en la ciudad. Siempre le contestaba de mala gana porque interrumpía algo en que estaba con Nick, pero al final de la conversación le decía 'Te amo'. Nunca quería que se olvidase, pase lo que pase, de que la amo.
-¿Qué? –Los miré confundida- ¡Ah perdón! Aquí tienes, abuelo.
-¿Que tienes? Te encuentras bien? – Mi abuela siguió alertada.
-Estaba pensando en otra cosa, es todo. –Les sonreí.
-Es rulitos que te tiene en otro mundo me parece… -Mi abuela me miro con complicidad. Se rió, al igual que mi abuelo
-Abuelos! –Me quejé, uniéndome a sus risas-
-Qué tan serio va todo? –Mi abuelo se interesó, mientras pasába de página en el diario
-Nos conocemos hace muy poco –Suspiré- Pero tenemos algo especial. No sé si lo entenderían…
-Claro que te entiendo, mi amor. –Me interrumpió mi abuela- Con tu abuelo nos casamos solo dos meses después de conocernos. Solo sabíamos lo fuerte que era el lazo que nos unía.
Les sonreí mientras ellos se miraban con ternura, con ojos que vivieron muchos años, muchas experiencias, muchos capítulos de vida. Y a juzgar por sus miradas se seguían amando como el primer día…

Una bocina sonó afuera de la casa. Sabía de quien se trataba. Tomé mi cartera, una chalina, salude a mis abuelos con un cálido abrazo y me dirigí a paso vivo al coche de Nick. Me senté en el asiento del copiloto, y solo nos observamos por un momento.
Recorrí sus facciones con la mirada. Sus labios, su piel lisa y blanca, sus lunares, su nariz pequeña, sus ojos, sus pupilas profundas, sus cejas. Su pelo, con rulos perfectos. Su cuello, sus manos.
Me hubiera sentido rara de estar devorándolo con la mirada si el no estuviese haciendo lo mismo conmigo.
Él se acerco a mi, perfumando el aire con su riquísima fragancia.
-Hola –Lo saludé sonriendo, cuando estábamos a nada más que centímetros de distancia.
-Hola –Me correspondió la sonrisa, y se quedó así. No se movió más, estábamos a centímetros y él no hacia nada. Nos quedamos sonriendo el uno al otro hasta que solté una carcajada y lo besé rápida pero fuertemente, agarrándolo por sus rulos.
Me devolvió el beso dándome varios besos cortos.
Yo me incorporé en mi asiento y apoyé mi bolso en el piso del auto.
-Y, ¿A donde tengo el placer de ir contigo esta noche? –Le pregunté, curiosa.
-Ya verás.

Al rato aparcamos en una construcción de vidrio, sobre la costa, con luces tenues. Él se apresuró a bajar del auto para abrirme la puerta y tomarme la mano al bajar, y sonreí ante su caballerosidad.
Caminamos tomados de la mano hasta la puerta del lugar, que todavía no sabía muy bien de que se trataba.
Un señor vestido prolijamente con un traje oscuro nos abrió la puerta y ahí descubrí que era. Un restaurant con paredes de vidrio, sobre la playa. Las olas casi chocaban la edificación, el ruido del mar se escuchaba perfecto. Había luces muy bajas, pero me llamó la atención que solo había una mesa para dos en el medio de un gran salón.
Nick me tomó por atrás y me pasó los brazos por la cintura.
-Lo reservé para nosotros dos por esta noche –Me susurró al oído- Espero que te guste.
Me di vuelta para quedar a cara con él y le pasé mis brazos por su cuello.
-Me fascina –Le sonreí.

Nos llevaron a nuestra mesa que tenía una vela en el medio iluminándola, junto con un pequeño jarrón con jazmines, mis flores favoritas que tenían un aroma exquisito.
De pronto estábamos solos.
Cenamos comida italiana, ambos, y después de terminar nuestros platos a puras risas, él se puso de pie y me extendió la mano.
-¿Me permitiría esta pieza, hermosa dama? –Me preguntó, poniendo tono de antiguo.
Tome su mano riendo y empezó la música. Bailábamos torpemente y sin ritmo, y como si fuera poco le pisé un pie. Después de burlarse de mi, y de mi poca habilidad con el baile, me tomó por la Cintura, yo por su cuello y me pidió
-Nada más sigue mis pies. Déjate llevar.
Seguí sus pasos. No dejamos de mirarnos ni un segundo, nos deslizábamos lentamente por todo el lugar pero en un momento ninguno de los dos le prestó más atención al baile. Si no que nuestros ojos nuevamente se comunicaban, querían decirse lo mucho que se amaban.
Nick se detuvo en el medio del salón, y con el dulce sonido del mar chocando contra el edificio y la vista plena de un cielo bellísimamente estrellado, chocó sus labios contra los míos lenta y suavemente. Se entrelazaron hasta encajar perfectamente. Nos balanceábamos inconcientemente mientras nos besábamos siguiendo a la música que ya no era importante. Pasó una mano por mi cabello acariciándomelo y luego besó mi cuello.

En silencio, yo solo me limité a apoyar mi cabeza sobre su hombro mientras nos balanceábamos casi imperceptiblemente. Una lágrima, me atrevo a decir que de alegría, recorrió mi rostro.
-Te amo –Le dije escondiendo mi rostro en su pecho.

¡Y cómo lo amaba!

domingo, 6 de febrero de 2011

Capítulo 3

Mi abuela ya estaba pidiéndole que por favor me esperara unos minutos, cuando yo estaba terminando de calzarme las zapatillas. Me recogí el cabello en una trenza de costado, algo desprolija por el apuro. Me perfumé, tomé mis pertenencias y salí al encuentro de Nick, quien se dio vuelta y sonrió ampliamente.
-Para ti –Me entregó el gigante peluche-
Me sonrojé y abracé al oso, que tenía una fragancia exquisita que me hacía recordar a algo, y luego me arrojé a los brazos de Nick. Al olerlo, me acordé de donde conocía el perfume del oso.
-Gracias –Deshice nuestro abrazo, pero me mantuve cerca.
-Perdón por despertarte, no era mi intención. –Se disculpó mirándome a los ojos, con la cabeza algo agachada por ser más alto que yo- Vine un poco temprano porque necesitaba verte.
Desvié la mirada y me mordí el labio. ¿Nos estábamos enamorando?
-Ve a dejar el oso dentro. Vamos a hacer algo y el oso te va a resultar algo incómodo si lo llevas.

____

Estábamos flotando en el medio del mar, sobre un pequeño bote redondo inflable que se movía para todos lados. Nos habíamos reído mucho con Nick a la hora de subir a la pequeña embarcación, que amenazaba con darse vuelta y yo temía caerme al agua.

A lo lejos se veía la costa, los pocos edificios de Tybee, algunas pequeñas cabecitas nadando a muchos metros, y si giraba la vista podía ver las decenas de veleros que nos acompañaban. Era un paisaje hermoso, bajo un cielo despejado con un astro rey brillante.
De pronto, me distrajo de la conversación que tenía un Nick una ola que se estaba formando y parecía más grande que las anteriores. Mucho más grande. Me acurruqué en el pecho de Nick por el miedo, y esta pasó sobre nosotros sacudiendo el bote, dándome un gran susto y mojándonos a ambos. Cuando pasó, nos miramos y reímos. Me avergoncé un poco por haberme asustado solo por una ola.

Pero lo olvidé al percatarme de lo cerca que nuestros rostros estaban, y de que Nick me sostenía la mirada.
En el lugar perfecto, donde cualquier chica quisiera tener su primer beso con un hombre que crees único, y que aunque recién conoces ya estimas, Nick tomó mi rostro con sus manos y yo lo tomé por la nuca. Me acomodó hasta sentarme en su regazo e hizo que nuestras narices se rozaran.
-Miley –Dijo, antes de seguir acercándose hasta que nuestros labios se chocaran.
Fue un beso armonioso y romántico. Los labios de Nick, suaves como el terciopelo, se desenvolvían con elasticidad entre los míos.
Se separó de mí, pero siguió teniendo a mi rostro sostenido con sus manos.
-Eres muy especial para mí –Me susurró.
Y volvió a acortar la distancia que nos separaba, besándome una vez más, acariciando lentamente mi espalda.

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Che chicas perdón, primero que nada, por haber subido re tarde. Primero que nada pasó todo lo de Miley en Argentina y todas las pequeñas noticias que me entusiasmaron un poco mucho y no me nacía escribir, y después me fui todo el fin de semana y no estuve en mi casa. Después, me quiero disculpar por este capítulo tan cagada, es que no tengo inspiración, me gusta escribir cuando me nace y hoy lo hago porque tengo que hacerlo. Estoy teniendo un monton de problemas y mi cabeza esta en otro lado. Sepan perdonar y sigan leyendo que el proximo les prometo que va a estar un poco mejorrr. Gracias por todo! Lu

miércoles, 2 de febrero de 2011

Capítulo 2

Esperaba que Nick, al despedirse, se reuniera con alguno de los grupos de amigos que estaban dispersados a lo largo de la playa, pero, al contrario, siguió caminando solo por la orilla y a lo lejos pude ver que se dirigía hacia la salida, también solo.
Cuando lo perdí de vista me apresuré para volver a mi casa, puesto que solo faltaban un par de horas para el horario que habíamos pactado.

Después de ducharme y tardar al menos una hora y media en escoger el atuendo que vestiría aquella noche –Que terminó siendo un short, con sandalias y una remera holgada-, me encontraba peinándome cuando el timbre sonó. Miré el reloj; las ocho en punto.
Sonreí ante la puntualidad de aquel desconocido muchacho, y bajé las escaleras apresuradamente. Agarré mi cartera y abrí la puerta.
Él estaba apoyado contra la columna de madera del porche, pero se irguió rápidamente al ver que yo había salido. Vestía jeans de color negro y una camisa a cuadros con una remera blanca abajo, tenía sus perfectos rulos mojados así que supuse que estaba recién salido de la ducha. Nick no pareció percatarse de que prácticamente lo estaba devorando con la mirada, porque el me miraba intensamente también.

Él fue el que primero habló.
-Si me permites decirlo, estas hermosa. –Rió- Espero que no cuente como un piropo a una mujer desconocida.
-No –Contesté la risa- Gracias, tú también te ves… realmente bien.
El sonrió y me abrió la puerta del copiloto de su auto.
Estábamos en camino cuando me preguntó
-Y, ¿Qué has hecho desde hoy a la tarde?
-Mmm… -Pensé- Nada. En realidad, me bañé, me cambié, y aquí estoy.
-¿Segura que no fuiste a ningún centro de belleza o algo por el estilo? Estas increíblemente linda.
-Ya calla –Le golpeé suavemente el hombro y reí- ¿Quieres decir que hoy más temprano en la playa estaba fea?
-No –De pronto parecía ofendido- de ninguna manera. En realidad, no te miento, creo que nunca había visto una belleza parecida.
Desvió la vista de la carretera para mirarme y sonreírme.

No habían pasado ni tres minutos de viaje, que él ya estaba aparcando en la puerta de un caserón, de esos que tienen las familias importantes en las localidades pequeñas.
La música estaba a tope cuando traspasamos la puerta, y toda la juventud del pueblo parecía estar ahí dentro. Todos sostenían un vaso de ponche mientras bailaban al ritmo de lo que sonaba.
-¿Te encargaste de ir por la playa invitando a todas las chicas que vieras? –Le susurré a Nick al oído mientras caminábamos, porque la música estaba muy fuerte y no me escucharía de otro modo.
Él me miró con desaprobación y negó con la cabeza. Pasó un brazo por mi cintura para empujarme entre la gente.
-¿Quieres bailar? –Me preguntó al oído. Me rozó su aliento, su dulce y suave aliento. Me dejó algo atontada.
-En realidad no –Dije sinceramente, sonriendo.
-Tampoco yo.
Entonces tomó mi mano y me dirigió otra vez entre la masa de gente congregada en aquel lugar, hasta que salimos a un gran jardín con bancos y faroles alrededor de una preciosa pileta. Había algunas parejas sentadas mirando las estrellas, otros sentados a la orilla de la pileta y pude reconocer algunos de los jóvenes que había visto esa misma tarde en la playa y que se habían reído de mí.
Nos sentamos en un columpio a la luz de la luna.
-Este lugar es hermoso –Comenté, dejando que la suave brisa juegue con mi pelo.
-Lo es. –Coincidió.- Aquí me paso las noches solo, pensando. Mirando las estrellas. Me da mucha paz.
Los dos hicimos silencio.
-Vi que tú sentías algo parecido con la playa, y eso fue una de las razones por las que me presenté. No sé… me sentí identificado. –Me miró- No, no me creas raro.
Reímos.
-No, te entiendo.
Me sostuvo la mirada por unos minutos, ninguno de los dos hablo, nuestros ojos hablaban. Me hundí en sus pupilas cafés iluminadas por la luna.

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Poco antes de la una y media de la madrugada me estaba acostando en mi cama, ya con el pijama puesto. Apagué la luz y comencé a pensar sobre la noche que acababa de pasar. Sobre todo lo que habíamos hablado. Nick me contó muchas cosas sobre el, y en tan poco tiempo había aprendido mucho. Me dormí pensando en sus labios, sus ojos, su perfecta nariz…

-Miley. –Mi abuela me sacudía el hombro- Miley. Despierta.
Yo no contesté, y me tapé la cabeza con la frazada.
-Miley, despierta! –Me destapó- Hay alguien que te busca.
-Que venga más tarde –Mascullé.
-Es un chico de rulitos –Insistió.
Me exalté y prácticamente me paré en la cama. Los rayos de sol, débiles, apenas entraban por la ventana. Mi abuela rió entre dientes al ver mi interés, pero no le dí demasiada importancia, me acerqué al ventanal, corrí la cortina, y ahí lo vi.
Estaba Nick esperándome sentado en las escalinatas, sosteniendo un oso de felpa gigante con un moño.

martes, 1 de febrero de 2011

nueva fanfic;
only hope

Capítulo 1 (Piloto)

Bajé del monovolumen de mi madre dando un portazo, molesta con ella y con el mundo. ¿Cómo podía obligarme a pasar las vacaciones en esa recóndita ciudad costera en la que no conocía a nadie? ¿Qué se suponía que iba a hacer yo, de diecisiete años, viviendo tres meses y medio con mis abuelos? Estábamos en una estación de servicio, en el medio de la ruta. Me dirigí hacia el mini mercado del lugar, mirando al piso y mordiéndome las uñas sumida en mis pensamientos, maldiciendo a mis padres –Que estaban separados, pero la decisión de botarme en aquella pequeña localidad fue de ambos-. Compré una gaseosa, galletitas y caramelos como para entretenerme durante el resto del viaje.

Después de unas horas, divisé al costado de la ruta un gran cartel que rezaba -Bienvenidos a Tybee Island, Georgia-. La tortura comenzaba. Al llegar a la pintoresca casa de mis abuelos, muy cercana a la costa, los saludé con un gran abrazo y un beso. Lo único que me alegraba de estar allí, era verlos después de tantos meses. Me despedí de mi mamá con un simple y seco movimiento de manos, arrojé mis bolsos en la que sería mi habitación por el resto del verano, y me marché a recorrer el lugar. Pensé que no era tan terrible como había temido, pero igual sabía que mi verano sería penoso. Lo único que me llamó la atención fue la playa, con un mar turquesa profundo, arena blanca como la nieve, y un clima veraniego que me invitaba a visitarlas.

Decidí que no volvería a casa a ponerme el traje de baño, e iría vestida como estaba, directo del viaje. Me saqué los borcegos que traía puestos, muy inapropiados teniendo en cuenta el clima y la época del año. Comencé a caminar, con mis zapatos en la mano, dejando que cada grano de arena pasee por mis pies desnudos y que las olas de agua fría los bañen. En la playa mucha gente disfrutaba del precioso día soleado, entre ellos parejas de novios, grupos de amigos que reían a carcajadas y me miraban pasar, sola, con mi apariencia desalineada y mi cara de soledad y cuchicheaban entre ellos soltando risitas hirientes.

Caminé varios kilómetros para cuando me cansé y me senté en una piedra, cerca del mar, con mis pies sumergidos en el agua. Dejé que el viento sacudiera mi pelo y tiré mi cabeza para atrás disfrutando de la cálida brisa.

Una voz me sacó de mi burbuja de paz.

-¿Tan linda y sola? –Preguntó una voz masculina.
Abrí los ojos al escuchar el trillado y desubicado comentario, esbocé una leve sonrisa de desaprobación y al encontrarme con el chico, me sorprendí, y él se debió haber percatado.
-¿Te asusté? Perdón, no quería molestarte –Sonrió, sin mostrar los dientes.
Dediqué unos instantes a observar su rostro. Su piel era como la porcelana, lisa, de apariencia frágil. Tenía un par de pequeños lunares que decoraban sus mejillas, profundos ojos cafés, labios carnosos y rizos cortos castaños. La mirada de este chico emanaba bondad, me transmitía algo que nunca había sentido antes.
-No, no importa –Le contesté, con una media sonrisa pero todavía medio confusa.
El muchacho se sentó a mi lado, pero con cierta distancia en la misma piedra.
-¿Eres de aquí? No te había visto antes.
-No, vine a pasar la temporada. Bueno, más bien me obligaron.
Maldecí una vez más a mis padres en mi fuero interno.
-Entiendo –Dijo con su mirada profunda perdida en el mar. Parecía estar considerando algo. Cuando me miró, de repente, yo estaba hipnotizada estudiando sus facciones y me sonrojé porque me había descubierto.- Soy Nick. Nick Jonas. Encantado.
Me ofreció su mano con amabilidad y una sonrisa dibujada en el rostro.
-Miley. –Miré su mano extendida en mi dirección, y luego a el, simpáticamente, le dije- Yo no estrecho manos, yo doy abrazos.
Nos abrazamos entre risas, y pude oler por un segundo su perfume. Era un aroma único que nunca olvidaría, era algo de vainilla y un dejo de madera.
-Bueno, Miley –Separó Nick el casual abrazo- supongo que al ser recién llegada no conoces a nadie… y me preguntaba si te gustaría venir a una fiesta que organiza mi hermano. –Podía notar que se encontraba algo nervioso e incómodo haciéndome esta propuesta- Es en mi casa, aquí cerca sobre la costa.
Al ver que yo no contesté inmediatamente, él añadió
-No importa si no quieres, pero me gustaría mucho que vengas.
Me reí.
-No sé… no salgo con ese tipo de chicos que piropean a las mujeres en la calle –Bromeé, aunque era cierto-
El en lugar de reír, se incomodó aún más
-Solo lo dije para acercarme –Hizo una pausa- si me conocieras sabrías que no soy de ese tipo. Ni siquiera sé como me animé a venir a hablarte.
Dijo, avergonzado. Me apresuré para contestar su invitación.
-En realidad, me gustaría asistir. No tengo nada más que hacer de todos modos –Sonreí y escribí en un papel la dirección de la casa de mis abuelos- ¿Pasarías por mi?
Los ojos se le iluminaron y una hermosa sonrisa de oreja a oreja decoró su rostro.
-Claro que sí, a las ocho de esta noche estate lista. –Me avisó todavía con una sonrisa.
-Adiós Nick –Le correspondí el gesto
-Adiós, Miley- Y se despidió besando mi mejilla.


miércoles, 5 de enero de 2011

it's always better when we're together

Parte Catorce [Final]

Dos años ya habían pasado de ese peor día de mi vida. Estaba en mi casa, poniéndome mi vestido. Era con corsette y de color champagne. Me miré en el espejo, y traté de contener las lágrimas que querían salir desesperadamente y brotar como cataratas sin control, tal como lo habían hecho dos años atrás. Me calcé los zapatos de taco, me peiné, y al maquillarme usé rimel y delineadores a prueba de agua por si no resistía alguna que otra lágrima.

Cuando estuve lista, un auto negro y polarizado me esperaba en la puerta. Me subí, nerviosa, deseando que este día acabara rápidamente y sin pensar en la razón que me llevaba a aquel lugar. El chofer ya tenía las indicaciones para ir, y al llegar me quede boquiabierta ante el enorme edificio que se erguía a metros mío. Era la iglesia más hermosa que había visto en mi vida. Traspasé la puerta, algo torpe, y un brazo se entrelazó con el mío.

Kevin me dirigió hacia nuestros asientos y traté fallidamente de no mirar al hermoso chico que vestía un elegante traje negro y se encontraba parado al lado del altar. Él también me miró, se me escapó una lágrima. El me sonrió dulcemente, y la música que anunciaba la entrada de la novia comenzó.

Él se había dado cuenta que lo seguía amando con todo lo que soy. Y al parecer no le importaba. Solamente ella.

Miley se acercaba por el centro de la iglesia, vistiendo un despampanante y reluciente vestido blanco, con el cabello recogido en un prolijo rodete dejando su bello rostro al descubierto y con maquillaje que resaltaba sus ojos color azul cielo. Estaba más hermosa que nunca y me dolía no poder ser ella, me dolía no poder ser yo la que caminaba por esa alfombra hacia el encuentro del hombre que me robaba el sueño.

La ceremonia prosiguió y yo me pasé la mayoría del tiempo mirando al piso. Las piernas me temblaban y apenas escuchaba lo que hablaban a mi alrededor. En el momento de decir los votos pensé en retirarme, pero soporté las consecuencias de lo que yo misma había elegido.

Y así ví como, Nick, el chico que amaba con todo mi corazón y estaba enamorada profundamente, el chico con el que había compartido momentos tan íntimos y llenos de amor, aceptaba casarse con mi mejor amiga Miley Cyrus y se sonreían después de darse un apasionado beso que terminó de quemar lo que me quedaba de vida por completo.

domingo, 2 de enero de 2011

hola

Hola soy Lu, y bueno nada gracias a todas las que leen mi novela que se que es una pedorrada, la empeze escribiendo para pasar el tiempo, despues de un par de meses dije ya fue la subo, y buen ahora estamosss gracias a las que se engancharon y les gusta! Quería contarrr un par de cosas.
Primero, no soy una retrasada que pone ENTER cada vez que termina una oración, pasa que al copiar y pegar desde word a blogger, se me pone así automáticamente y toda la paja de sacar el espacio así que queda así.
Segundo, para las que estuvieron pidiendo un capítulo hot, lo lamento pero lo más hot que hubo ya pasó. No me gusta escribir ordinarieces explícitas como hay en algunas novelas ni cosas grotescas o algo así... nisiquiera me sale escribirlo, no me gusta, me da verguenza ajena la verdad. Tal vez algún día en alguna otra novela ... quien sabe. Pero en esta no.
Tecero, acabo de subir el capítulo trece, que es el penúltimo. El próximo, el catorce, es el último de la historia. Es corto, y es para ir cerrando. Lo estaría subiendo este martes :)
Una vez masss gracias a todas