martes, 1 de febrero de 2011

nueva fanfic;
only hope

Capítulo 1 (Piloto)

Bajé del monovolumen de mi madre dando un portazo, molesta con ella y con el mundo. ¿Cómo podía obligarme a pasar las vacaciones en esa recóndita ciudad costera en la que no conocía a nadie? ¿Qué se suponía que iba a hacer yo, de diecisiete años, viviendo tres meses y medio con mis abuelos? Estábamos en una estación de servicio, en el medio de la ruta. Me dirigí hacia el mini mercado del lugar, mirando al piso y mordiéndome las uñas sumida en mis pensamientos, maldiciendo a mis padres –Que estaban separados, pero la decisión de botarme en aquella pequeña localidad fue de ambos-. Compré una gaseosa, galletitas y caramelos como para entretenerme durante el resto del viaje.

Después de unas horas, divisé al costado de la ruta un gran cartel que rezaba -Bienvenidos a Tybee Island, Georgia-. La tortura comenzaba. Al llegar a la pintoresca casa de mis abuelos, muy cercana a la costa, los saludé con un gran abrazo y un beso. Lo único que me alegraba de estar allí, era verlos después de tantos meses. Me despedí de mi mamá con un simple y seco movimiento de manos, arrojé mis bolsos en la que sería mi habitación por el resto del verano, y me marché a recorrer el lugar. Pensé que no era tan terrible como había temido, pero igual sabía que mi verano sería penoso. Lo único que me llamó la atención fue la playa, con un mar turquesa profundo, arena blanca como la nieve, y un clima veraniego que me invitaba a visitarlas.

Decidí que no volvería a casa a ponerme el traje de baño, e iría vestida como estaba, directo del viaje. Me saqué los borcegos que traía puestos, muy inapropiados teniendo en cuenta el clima y la época del año. Comencé a caminar, con mis zapatos en la mano, dejando que cada grano de arena pasee por mis pies desnudos y que las olas de agua fría los bañen. En la playa mucha gente disfrutaba del precioso día soleado, entre ellos parejas de novios, grupos de amigos que reían a carcajadas y me miraban pasar, sola, con mi apariencia desalineada y mi cara de soledad y cuchicheaban entre ellos soltando risitas hirientes.

Caminé varios kilómetros para cuando me cansé y me senté en una piedra, cerca del mar, con mis pies sumergidos en el agua. Dejé que el viento sacudiera mi pelo y tiré mi cabeza para atrás disfrutando de la cálida brisa.

Una voz me sacó de mi burbuja de paz.

-¿Tan linda y sola? –Preguntó una voz masculina.
Abrí los ojos al escuchar el trillado y desubicado comentario, esbocé una leve sonrisa de desaprobación y al encontrarme con el chico, me sorprendí, y él se debió haber percatado.
-¿Te asusté? Perdón, no quería molestarte –Sonrió, sin mostrar los dientes.
Dediqué unos instantes a observar su rostro. Su piel era como la porcelana, lisa, de apariencia frágil. Tenía un par de pequeños lunares que decoraban sus mejillas, profundos ojos cafés, labios carnosos y rizos cortos castaños. La mirada de este chico emanaba bondad, me transmitía algo que nunca había sentido antes.
-No, no importa –Le contesté, con una media sonrisa pero todavía medio confusa.
El muchacho se sentó a mi lado, pero con cierta distancia en la misma piedra.
-¿Eres de aquí? No te había visto antes.
-No, vine a pasar la temporada. Bueno, más bien me obligaron.
Maldecí una vez más a mis padres en mi fuero interno.
-Entiendo –Dijo con su mirada profunda perdida en el mar. Parecía estar considerando algo. Cuando me miró, de repente, yo estaba hipnotizada estudiando sus facciones y me sonrojé porque me había descubierto.- Soy Nick. Nick Jonas. Encantado.
Me ofreció su mano con amabilidad y una sonrisa dibujada en el rostro.
-Miley. –Miré su mano extendida en mi dirección, y luego a el, simpáticamente, le dije- Yo no estrecho manos, yo doy abrazos.
Nos abrazamos entre risas, y pude oler por un segundo su perfume. Era un aroma único que nunca olvidaría, era algo de vainilla y un dejo de madera.
-Bueno, Miley –Separó Nick el casual abrazo- supongo que al ser recién llegada no conoces a nadie… y me preguntaba si te gustaría venir a una fiesta que organiza mi hermano. –Podía notar que se encontraba algo nervioso e incómodo haciéndome esta propuesta- Es en mi casa, aquí cerca sobre la costa.
Al ver que yo no contesté inmediatamente, él añadió
-No importa si no quieres, pero me gustaría mucho que vengas.
Me reí.
-No sé… no salgo con ese tipo de chicos que piropean a las mujeres en la calle –Bromeé, aunque era cierto-
El en lugar de reír, se incomodó aún más
-Solo lo dije para acercarme –Hizo una pausa- si me conocieras sabrías que no soy de ese tipo. Ni siquiera sé como me animé a venir a hablarte.
Dijo, avergonzado. Me apresuré para contestar su invitación.
-En realidad, me gustaría asistir. No tengo nada más que hacer de todos modos –Sonreí y escribí en un papel la dirección de la casa de mis abuelos- ¿Pasarías por mi?
Los ojos se le iluminaron y una hermosa sonrisa de oreja a oreja decoró su rostro.
-Claro que sí, a las ocho de esta noche estate lista. –Me avisó todavía con una sonrisa.
-Adiós Nick –Le correspondí el gesto
-Adiós, Miley- Y se despidió besando mi mejilla.


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