miércoles, 8 de diciembre de 2010

it's always better when we're together

Parte Tres

Una semana después, desperté al mediodía después de una larga noche en bares con amigas, me encontraba desayunando un café y tostadas en mi cocina bajo el suave rayo de sol que se colaba por el ventanal, chequeando mi twitter y las últimas noticias de las celebridades –Ser amiga, conocida, lo que sea de Nick no había cambiado eso en mí- cuando sonó mi iphone avisándome la entrada de un nuevo mensaje. Sonreí de oreja a oreja al escuchar ese dulce sonido, ese sonido que quería decir que él me estaba mandando uno, como lo había hecho todos los siete días anteriores, sin falta.

Siempre me preguntaba sobre mi día y él me contaba sobre el suyo. Pero esta vez me preguntaba si quería salir, y que no aceptaba un no como respuesta.
Corrí a cambiarme, maquillarme y a ponerme bonita y apenas terminé Nick ya estaba en la puerta de mi casa desde su auto tocando bocina para alertarme de su llegada.
Al subirme en el asiento del copiloto, Nick, que estaba usando sus gafas rayban, me abrazó por unos segundos, y al soltarme me miró con sus profundos ojos.
-Te extrañé –Me dijo, sosteniéndome la mirada. Yo me reí y desvié la mirada- Te digo enserio.
-Pero yo también te extrañe –Volví a mirarlo- Pero por suerte pudimos hablar en la semana porque si no te hubiera extrañado mucho más, tanto que no sé si hubiera podido resistirlo –Hice una expresión de sarcasmo, aunque él se lo tomó enserio. Me arrepentí de haber pronunciado esas palabras apenas terminé de decirlas.
Él, satisfecho, se inclinó sobre su asiento y discutimos sobre a qué lugar ir a comer, y terminamos decidiendo que sushi sería la mejor opción.

Al llegar al restaurante, nos ubicaron en un área privada. Él me corrió la silla para que yo pudiera sentarme y colgó mi abrigo, en un gesto de caballerosidad. Yo me reía pensando para mis adentros, y el me miraba curioso.
Nos pasamos contando hechos graciosos, lo que nos daba gracia, y nos acordábamos de veces que nos caímos y nos reíamos como preescolares hasta que llegaron nuestros platos. Descubrí que él era un muy mal contador de chistes y que era una de las pocas veces que lo había visto reír con dientes. Le hice un comentario sobre eso y sus mejillas se llenaron de color.
Al terminar nuestros platos, nos retiramos rápidamente y nos dirigimos hasta mi casa que no quedaba lejos del lugar. Lo hice pasar y nos sentamos en el cómodo sillón de mi living, y miramos durante horas álbumes familiares y fotos de mi infancia. Él comentó varias veces lo linda que era de chiquita.

Se puso el sol y pensé que sería bueno que cenáramos juntos, y él aceptó gustoso.
Cocinamos los dos, spaguettis que terminaron desparramados por toda la habitación porque nos pusimos a jugar a algo así como una guerra de pasta, y terminamos pidiendo unas pizzas por teléfono. Después de cenar, pusimos un DVD en mi habitación – Que no hizo ningún comentario a ver las paredes repletas de posters-, apagamos las luces y nos sentamos en la cama a ver la película. Mientras la mirábamos, yo notaba que Nick me miraba de vez en cuando, y en un momento nuestras miradas se encontraron y su expresión era indecisa, pero empezó a hablar.

-Faith, quiero decirte algo –Dijo sentándose más cerca de mi y llevándose las manos a la cabeza-.
Yo asentí para darle valor, pero no quería escuchar lo que venía. Él tenía la mirada cabizbaja.
-Creo que me estoy enamorando… –Levantó la cabeza, dudoso, y contempló mi expresión- de vos.
No sabía que decirle. Me quedé callada y lo miré.
-Nos conocemos hace una semana nada más, ya lo sé –Giró rápidamente para que nuestras caras queden enfrentadas- eso es lo que me sorprende… todo fue muy rápido y muy fuerte. –Sus manos dudaron, parecían no saber si acunar mi rostro o no- Faith, mirame, te amo. Sé que lo que siento es real –Dijo real con un tono de incredulidad-
Estaba inmóvil, con la mirada tensa pero perdida.

No. No, no y un rotundo no.

Sí, lo amaba a Nick, con locura, era mi ídolo, mi amor, y mi corazón le pertenecía a él, el significaba todo para mi. Nos conocimos y nos hicimos amigos, y lo pasaba como con nadie cuando estaba con el. Pero hay algo que sobrepasaba todas las cosas en mi vida, lo que me hacía feliz y le daba sentido a todo. Miley y Nick.
Ellos estaban juntos, y Miley… Ella sí que era mi vida, y yo sabía que ella estaba enamorada locamente de el, y lo amaba con todo su corazón. No la iba a lastimar a mi mayor modelo a seguir, a mi mejor amiga de tantas formas incomprensibles.

No. No, no y un rotundo no.

Le tenía que decir que no a esta oportunidad de que esta fantasía se cumpla, a oprimir este amor que yo sentía por él. La felicidad de Miley y ellos dos juntos me hacía más feliz que estar con Nick, por mucho que lo pudiera desear.
De pronto emergí de mis pensamientos hacia la realidad.

-Nick –Dije posando la mirada sobre él. Mirando ese rostro angelical, de apariencia de la porcelana, con esos ojos café, ese lunar y esos labios mullidos era mucho más difícil pensar y hablar- No puede pasar esto –Dije finalmente, haciendo un esfuerzo por concentrarme- … Miley… -Le lancé una mirada desesperada.
-Ya lo sé… -Miró melancólicamente al piso- a ella la amo con todo lo que soy, con locura, no soy nadie si no estoy con Miley. Nunca la voy a olvidar. –Apoyó la espalda sobre la pared- No sé que me pasa con vos. Estoy tan loco y sos tan increíble –Giró su cabeza para mirarme- Perdoname.
-Nick… yo también siento algo por vos pero –Tragué saliva- no voy a hacerle daño a Miley. Créeme que sé cuanto te ama. No se que vamos a hacer con esto que sentimos, pero vos no podes dejar a Miley. De ninguna manera. Ustedes se aman y me odio por estar creando esto.
-No quiero que te sientas así –Dijo mientras se acercaba a mí y tomaba mi rostro entre sus manos- Te amo Faith, es loco como te amo tanto- Chocó su frente contra la mía, nuestras bocas estaban a centímetros. Podía sentir su aliento dulce que me cegaba.
-No, Nick, no por favor. – Rogué.

Pero ya era demasiado tarde. Me enredé entre sus suaves y cálidos labios.

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