jueves, 30 de diciembre de 2010

Lit's always better when we're together

Parte Once

Cuando empezaron a ser frecuentes mis salidas con Kevin –De las que Nick no tenía ni idea que existían- también empecé a salir más con Nick. A solas, con Miley, amigos, en familia. Cuando lograba engancharme cada vez más con Kevin, estaba con Nick y era como si lo demás nunca hubiese pasado. Pero si no estuviera tan enfermamente enamorada de Nick, Kevin sería la primera persona con la que estaría, sin dudarlo ni un minuto.

Una mañana que había quedado con Miley, fui a su casa –Hasta tal punto había llegado nuestra amistad que tenía una copia de las llaves-. Subí la escalera ruidosamente y entré a su habitación a los gritos contándole que me había encontrado con una amiga de ella en el camino, pensando totalmente en cualquier cosa y embalada en mi historia. Estaba dejando mi bolso, llaves y celular sobre su cómoda mientras terminaba de contarle, pero como nadie me contestó pensé que Miley no estaba y estaba hablando sola, pero al darme vuelta me encontré con un panorama totalmente humillante, incómodo y que, aunque no lo quiera aceptar, en el fondo me entristeció.

Miley y Nick estaban acostados en la cama juntos. Se encontraban cubiertos por unas sábanas blancas, y yo con mis gritos y mis cuentos ahora sin importancia los había despertado, recién cuando acababan de abrir los ojos Nick se sobresaltó, se sentó en la cama de un golpe dejando que la ropa de cama caiga, y muestre su pecho desnudo.

-Faith! –Gritó.

Miley miraba acostada sin entender.

-Perdón, yo no… perdón ya me voy –Murmuré mientras me retiraba de la habitación cabizbaja.

Cuando me dirigía a la salida, oí a Miley decirle ‘Calmate, no es la primera ni la última vez que va a ver a dos personas durmiendo juntas’ y justo después me gritó a mí para que escuchara

-Faithy, perdón, me quedé dormida! Esperame abajo que ya voy!

-No, Miles, vuelvo más tarde. –Traté de hablar con la voz más fuerte que me salió. Pero la escena que acababa de ver había terminado de romperme el corazón. Eran tan felices. Durmiendo juntos, Nick con su cara de ángel y ella durmiendo en su pecho como yo lo había hecho hace tan poco… Era perceptible el amor que había entre ellos. Y eso me ponía feliz, pero a la vez me hacía tan desdichada…

Fue ese el día que dije basta. Decidí que o estábamos juntos, o nada. Y estar juntos no era posible, porque el no quería dejarla –Aunque el no me lo haya dicho, yo sabía que había algo de eso- y porque yo no quería que la deje. Y si le decía las mismas razones de siempre, todo iba a seguir igual… así que idee un plan.

Más tarde, al mediodía, estábamos con Kevin en su enorme departamento comiendo pasta que él había preparado. Había estado alardeando desde hace mucho con sus habilidades para hacer ravioles, y la verdad es que no había mentido. Era uno de los platos más ricos que había probado.

-La verdad, te tengo que felicitar –Lo aplaudí- riquísimos.

Kevin rió.

-Estoy seguro que vos también tenes alguna especialidad.

-Uy, sí. –Contesté, pinchando un raviol con el tenedor- La cocina es definitivamente lo mío. –Reí- No, pero mi especialidad es lo dulce. Tortas. Un día te invito a tomar el té a mi casa, y te hago una. Me tengo que acordar como hacerlas porque ya hacen siglos desde la última vez que cocine la que más me gusta como me sale.

-Y de paso, me mostrás alguna canción que hayas compuesto, que me lo prometiste y nunca nada. Yo no me olvido –Me guiñó un ojo, divertido.

-De hecho, tengo una canción escrita en mi agenda –Dije, mientras hurgaba en mi bolso. Debatí en mi mente un segundo, y luego añadí con una sonrisa malévola- Pero mejor no te la dejo leer ahora. Cuando vengas a mi casa, será.

-Dame. –Trató de arrebatarme el cuadernillo, pero falló.

-Damelo! –Repitió levantándose de su silla hasta llegar a mí mientras se reía.

-No! –Grité yo, tratando de escaparme de él y al ver una salida de sus brazos que me atrapaban tratando de agarrar mi agenda corrí hasta el sofá, estallando en carcajadas.

-Sí! Dame la agenda, Faith! –Me corrió Kevin hasta donde estaba yo y se tiró encima de mí. Logró alcanzar la agenda y la agarró.

Pero mi canción había pasado a un segundo plano, porque nuestras caras habían quedado demasiado cerca y nos mirábamos a los ojos intensamente.

Nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que él lo rompió.

-Puedo hacer algo que quiero hacer hace mucho tiempo? –Me preguntó Kevin, agitado por la reciente corrida. Su dulce aliento rozó mi cara y mareó mis sentidos.

-Por favor. –Repliqué.

Entonces tomó mi cara entre sus manos un instante, y acortó la distancia que separaban nuestros labios. Empezó siendo un beso dulce y suave, pero nuestros labios terminaron por moverse más rápidamente para convertirlo en algo más salvaje y agresivo. Mientras agarraba su cabello, me separé para tomar aire

-Yo también esperé este momento. –Le dije, mirándolo a los ojos, él solo sonrió y lo besé nuevamente recostándonos sobre el sofá.


No hay comentarios:

Publicar un comentario